Es importante considerar que se entiende por el concepto “Soberanía”.
Si
partimos de la idea de comparar el
término con el de autoridad, soberano es aquel que tiene autoridad sobre el
resto.
A su
vez sabemos que los pueblos se
involucran para construir autoridad y que a la vez se someten a esa autoridad que crearon.
Entre otras cualidades, la soberanía es intransferible, por lo tanto lo que pueden
hacer los pueblos es delegar esa autoridad en los gobernantes para que la ejerzan. También es
imprescriptible por lo tanto, el pueblo no pierde su soberanía con el paso del
tiempo aunque no la ejerza directamente.
Estos conceptos se extienden a la Soberanía
Alimentaria, desde que se constituye como el derecho de los pueblos a definir su política agraria y alimentaria, el
derecho de sus productores a producir alimentos y el derecho de los consumidores a decidir
que consumen y quienes producen lo que consumen.
Es aquí donde la orientación de la docencia y
la investigación universitaria van a cumplir la ineludible labor de priorizar
en términos de bienestar, la distribución de recursos y de derechos sociales. Desde
la extensión debe alentar la formación de una ciudadanía crítica y reflexiva
que reaccione de manera constructiva frente a los desafíos de nuestro tiempo.
El
concepto de Soberanía Alimentaria es transversal y permite observar y analizar numerosas
dimensiones de la realidad social y política para comprender la importancia de
garantizar el derecho a la alimentación mediante una agricultura sostenible que preserve el
medio ambiente.
En
este sentido cobra fuerza la recuperación y puesta en valor de modos de
producción ancestrales, patrones de consumo saludables y dinamicen circuitos económicos solidarios
para reestablecer cuestiones identitarias y culturales de nuestra población.
En
éstas últimas cuestiones, la identidad y la cultura se configura la comunicación, que protagonizada
por colectivos situados en un lugar y un tiempo determinados, establece
relaciones entre el hábitat y el hábitus.
Al
decir de BOURDIEU (1993), la comunicación “configura los modos del ser social y
del estar con otros”, por lo tanto es la relación determinante de las culturas
tanto hacia el interior de las subjetividades como hacia las identidades
grupales, o hasta las regionales, nacionales o globales.
La
huerta de la Universidad Católica es un territorio construido desde los nuevos
sentidos emergentes que implicaron transformaciones sociales en las formas de
habitar.
Es
un territorio donde la Soberanía, la Universidad y la Comunicación dialogan y
repiensan los nuevos mapas sociales, políticos y culturales.


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